El Real Madrid es campeón del mundo. De fútbol y del sufrimiento. Bordeó un ridículo planetario pero salió vivo, indemne, campeón. Como siempre últimamente. La capacidad de este equipo para no quemarse jugando diariamente dentro de una hoguera es impresionante. Queda la sensación amarga entre su afición de que se sufrió más de la cuenta. Queda la sensación amarga entre sus haters de que por un rato el Kashima les hizo olvidar que esto era un amistoso de invierno que no valía nada... y que volvió a levantar el Real Madrid.
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